Las posibles subidas de aranceles anunciadas por Donald Trump, que podrían llegar hasta un 200% en productos europeos como el vino, ponen en peligro la industria vinícola de Canarias. De materializarse, una botella que hoy cuesta 50 o 60 dólares podría alcanzar los 200, afectando gravemente a las exportaciones isleñas.
Aunque el Gobierno de Canarias ha llamado a la calma si reconoce la incertidumbre del momento. “Nos está echando un pulso, pero confiamos en que prevalezca el sentido común, porque estas medidas perjudican a todos, incluidos los agricultores estadounidenses”, afirman en el ejecutivo canario.
El 32% del vino canario exportado tiene como destino EE.UU., con unas 140.000 botellas al año y un valor de 1,2 millones de euros. Sin duda alguna estos aranceles supondrían “el principio del fin” para muchas bodegas del archipiélago.
Desde el sector recuerdan que Trump ya impuso un arancel del 25% en su mandato anterior, afectando gravemente al vino canario. Si ahora el gravamen se dispara hasta el 200%, “sería inviable mantener nuestras exportaciones a EE.UU.”.
Esta medida también impactaría en la propia industria estadounidense, desde importadores hasta restaurantes y vinotecas. “Los vinos económicos de Canarias, que hoy se venden a 20 dólares, pasarían a 60; los de 60 a 200. El consumidor optaría por la cerveza”, señalan.
El mercado del vino está cambiando. En 2024, Canarias redujo sus exportaciones un 23,9% en volumen, pero aumentó un 43,5% el valor de cada litro vendido. La tendencia apunta a vinos de mayor calidad y precio, algo que podría compensar, en parte, las dificultades en mercados como EE.UU.
La incertidumbre sigue en el aire, pero el sector no baja la guardia. Mientras se decide el futuro de estos aranceles, los bodegueros canarios buscan alternativas para evitar que una medida política acabe con años de esfuerzo y posicionamiento en el mercado internacional.


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