Guayo Rodríguez

Guayo, te echaremos de menos

Nos dejó Guayo Rodríguez con tan solo 50 años, la noticia de su fallecimiento a causa de un infarto deja un vacío difícil. Compañero de tertulias políticas, ser humano excepcional que no solo brillaba por su implicación política, sino por su generosidad, su permanente sonrisa y su lealtad inquebrantable.

Apenas dos semanas, por el Reducto compartimos café, jamas pensé que fuera el último, como siempre, su entusiasmo y compromiso con los temas de actualidad eran contagiosos.

Aquella charla sobre la situación política en su partido una de las tantas que habíamos tenido en los últimos encuentros, se sentía como cualquier otra de nuestras habituales tertulias en radio o televisión, donde su participación era siempre sincera, directa y reflexiva. Más allá de nuestras diferencias, (que las teníamos) había un respeto que superaba cualquier controversia.

Siempre, siempre, siempre su primera reacción al saludarle era sonreír, con una sonrisa amplia, era su carta de presentación, como si esa fuera la mejor forma de dar la bienvenida al mundo. Daba igual si tuviera un día malo o bueno, su primera reacción siempre era una sonrisa cálida, una sonrisa transmisora de paz. Esa era su esencia, su forma de ser: persona que hacía que todos nos sintiéramos cómodos a su alrededor, que sabía escuchar y que, sin dudarlo, daba lo mejor de sí mismo a quienes lo rodeaban.

Guayo fue, sobre todo, una persona servicial, que se lo pregunten a mi suegro de como lo fiscalizaba cada vez que lo veía sugiriéndole cambiar cualquier cosa que estuviera mal en Arrecife. Se preocupaba por los demás, y daba la cara y no lo hacía por obligación, sino porque era una parte fundamental de su naturaleza. Humano y amable comprometido con la gente eran características que lo definían.

Siempre dispuesto a tender una mano. Como pocos, entendía lo que significaba la lealtad, y de esa lealtad no solo era ejemplo, sino que era un verdadero testimonio de cómo, en este mundo de la política tan convulso, la fidelidad a los principios y a las personas es lo que realmente nos mantiene unidos. Ejemplo de ello era su posicionamiento en esta absurda crisis que viene sufriendo el Partido Popular en Lanzarote, Guayo se mantenía al margen y siempre me decía lo mismo, «Armando: yo estoy con el partido» , ahí quedaba todo.

Esta muerte prematura, tan inesperada y tan cercana, (son muchas en lo que va de año) me hace recordar algo que escribí hace unas semanas en un artículo sobre la injusticia que representa morir demasiado joven. La vida, con todas sus complejidades, tiene esa capacidad de sorprendernos de la forma más cruel , como lo hizo esta mañana mi amigo Victor Sanginés diciéndome que Guayo nos dejaba. Nadie puede estar preparado para perder a alguien tan joven, tan lleno de vida, tan lleno de proyectos y sueños.

Guayo tenía toda una vida por delante, tenía mucho por hacer, por compartir, por ofrecer, por seguir luchando por Yaiza, Arrecife, Lanzarote.
Y, sin embargo, nos ha dejado demasiado pronto. Guayo, te echaremos de menos. Pero también te recordaremos, siempre, como el hombre de la sonrisa fácil, el amigo leal, el político comprometido y, sobre todo, el ser humano que supo hacer que cada encuentro fuera un momento importante.

Te has ido demasiado pronto, pero dejas una huella imborrable. DEP

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